En la época prehispánica en México, las mujeres se dedicaban a las tareas del hogar y una de estas tareas era el hilar y tejer, tejían telas gruesas y telas finas, utilizaban las membranas de las hojas del maguey, hacían cuerdas, hilos y lienzos, con las plumas hacían telas muy finas.

La fabricación de productos textiles en México se remonta a épocas muy lejanas, la importancia que tenían las telas de algodón durante la época prehispánica la conocemos por autores como Fray Bernardino de Sahagún y Fray Diego Durán, los cuales en sus crónicas nos hablan de la belleza de éstas, sobre todo de las que utilizaban los grandes personajes.

Los aztecas utilizaban para hilar un huso que se llamaba “malacatl”, para tejer tenían un telar “otate” que funcionaba tendiendo los hilos en dos planos cruzados e ir formando la trama con el “chochopaxtli” que era lo que hoy se conoce como lanzadera (Ramos, 1988).

Hilaban el algodón, el cual desde los tiempos más remotos se cultivaba, es importante mencionar que el algodón es un producto autóctono de México y se empleó para realizar prendas antes de que los europeos lo conocieran, también hilaban pelo de conejo y lo tejían al igual que el algodón y usaban fibras duras como el henequén para redes y hamacas.

Cuando los españoles llegaron a México formaron obrajes y talleres, los españoles trajeron consigo tecnología por lo tanto se dieron cambios en las costumbres y en la sociedad, lo cual trajo diferentes formas en la vestimenta.

Las noticias de la época colonial nos dicen que existían artesanos dedicados a esta actividad, en esta época ya había una diferenciación de las entidades geográficas, entre otras causas el tipo de actividad económica que se desarrollaba a partir de este momento Puebla se va a convertir en el principal productor textil de la Nueva España este lugar lo ocupó hasta el siglo XIX ya que en el siglo XX empezó a compartir este lugar con otros centros como Orizaba y la Ciudad de México.

Algunos de los primeros pobladores de la ciudad de Puebla eran artesanos emigrados del Arzobispado de Toledo, los cuales eran diestros para la fabricación de paño y diversas clases de géneros. Muy pronto montaron obrajes para hilados y tejidos de algodón y de lana y como no se fundaron establecimientos similares en casi ninguna otra parte de la Nueva España (salvo en Querétaro), las lanas y géneros poblanos cada vez adquirían mayor demanda. Por otra parte, el periodista e historiador Enrique Cordero y Torres nos dice que la industria de hilados y tejidos se inició en Puebla antes de 1548 que en este año fue cuando el Rey Carlos I de España otorgó el primer permiso para establecer obrajes que constituían los centros de trabajo o talleres de los artesanos; el llamado “maestro” era el propietario y poseedor de los instrumentos de producción y de la materia prima (Ramos, 1988).

La producción consistía principalmente en ropa corriente que usaban los indígenas ya que la ropa de lujo se importaba de España; factores como este provocaron un grave atraso en la industria manufacturera en el país, pues en vista de que en la época colonial se propiciaba el desarrollo de actividades como laminería y la agricultura, pero no así el de la industria pues esto significaba competencia a la producción y al mercado de la metrópoli.

Durante los tres siglos que duró la colonia, la producción se redujo a la elaboración de telas corrientes que se hilaban con telares mecánicos movidos por los pies y manos en los obrajes establecidos, pues a estos no se les puede considerar como fábricas, la cantidad de dinero que estos obrajes producían se debía más bien a la cantidad de telares de algodón existentes y dispersos en las ciudades de Puebla, Cholula, Huejotzingo y Tlaxcala.

Existían gremios para cada una de las actividades artesanales, en México el primer gremio que se organizó legalmente fue el de los bordadores (Ramos, 1988).

Durante la primera década de la dominación española, la comunicación con España no era muy accesible, por esta razón se propició el fomento y crecimiento de la producción textil de la Nueva España pues se tenía que satisfacer la demanda de la creciente población colonial, se empezaron a importar mercancías de España tales como los tejidos de lana, seda y lino, sin embargo estas mercancías resultaban un tanto caras por los altos costos de transportación y algunos gravámenes, mas sin embargo eran consumidas por la clase privilegiada, españoles y criollos ricos quedando así la industria textil de la Nueva España al amplio campo popular aun cuando de la Nueva España el algodón se exportaba ya que era la materia prima usada en España.

La Revolución Industrial que sacudió a Europa fue un fenómeno tardío en México, debido a la estructura, la cual cerraba el paso a las innovaciones tecnológicas.

Durante la colonia también se crearon los obrajes de paño, estos son de los más antiguos de México y fueron establecidos por Don Francisco de Velazco; para el año de 1800 ya habían en Querétaro 8,000 obrajes de tejido (Rivero, 1990)

El periodo de la independencia de México trajo consigo diversos cambios tanto en el aspecto político como en el social, sin embargo en el campo, los gremios, talleres y obrajes la situación fue la misma que durante la colonia.

En este periodo el monopolio comercial que los españoles ejercían pasaron a manos de los ingleses, franceses y norteamericanos; la producción de Puebla, México y Querétaro se vieron afectadas en gran medida por el ingreso de mercancías extranjeras a nuestro país; los primeros gobiernos abrieron las puertas a la importación de telas extranjeras de las cuales la calidad y el precio eliminaron las producciones nacionales; así fue desde 1821 a 1827, fecha en la que se expide el primer decreto tendiente a la protección de la industria autóctona y artesanal.

Los criollos con la ayuda del gobierno toman la decisión de importar maquinaria para fabricar en el país telas muy similares a las que se importaban y así dar empleo a hilanderos y tejedores, más adelante se expide el segundo decreto proteccionista, se cierran las puertas a la importación de telas y así cree el entusiasmo en el país por construir fabricas modernas.

Con la promulgación de los decretos proteccionistas se dio lugar a una ola de contrabando de telas lo cual siguió amenazando la industria textil (Rivero, 1990).

Don Lucas Alaman tiene gran importancia en el desarrollo de la industria textil en México pues es el quien crea el Banco de Avío en 1830, el principal objetivo de este banco era el financiamiento de la industria textil y en ese campo fue que se obtuvo el más notable éxito pues empezó a prestar dinero a los primeros proyectos de fábricas textiles de las cuales varias habían sido creadas antes que el banco apareciera.

Con la creación del Banco de Avío y apoyo del gobierno entre los años de 1831 y 1832 ya había cinco fábricas listas para trabajar pero desafortunadamente en 1832 empieza la guerra y la maquinaria queda detenida en Veracruz; también se detuvieron los créditos y la industrialización con esto, la revolución industrial que se esperaba para México tendría que esperar.

Posteriormente en 1834 Don Pedro Sainz de Baranda funda la fábrica “La Aurora” ubicada en Valladolid, Yucatán, fábrica de hilados y tejidos de algodón, todas las máquinas que se utilizaban eran nuevas y funcionaban a impulso de vapor, se afirma que es la primer fábrica de su clase en México y que se establece sin la ayuda del Banco de Avío ni la protección del gobierno, era operada en su totalidad por mexicanos a los cuales les enseñaron maestros extranjeros que capacitaron al personal y regresaron a sus lugares de origen una vez que se cumplió esta tarea; esta fábrica no es reconocida como la primer fábrica textil moderna en México debido a que Yucatán en ese entonces estaba en proceso de independizarse, razón por la cual no se le da importancia.

Fuente: https://1library.co/article/antecedentes-de-la-industria-textil-en-mexico.y6ew85gz

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